viernes, 1 de julio de 2011

La vicuña: nuestro vellocino de oro

INTRODUCCIÓN 




La vicuña pertenece al más antiguo Perú, allí estuvo antes que los seres humanos dominaran los Andes y forjaran sucesivas sociedades, hasta que crearon el Tawantinsuyo, el imperio que conquistaron los españoles.

La vicuña en nuestro país tiene una relación con el ser humano de diez mil años, hasta que a mediados del siglo XX la puso al borde de la extinción.

En los años sesenta, las prendas de vestir de fibra de vicuña, no existían en Lima, mi abuela conservaba una chompa de vicuña, que la tenía más de treinta años, lucía nueva, ella decía que la aislaba de la humedad.

En esa época yo escuchaba el recuerdo de personas mayores, que de jóvenes, en la sierra habían usado ponchos de vicuña y que eran mejores que los impermeables.

En el colegio como todos los niños peruanos, dibujé la vicuña en clases cuando estudiamos el Escudo Nacional.

En los años sesenta existió una importante propaganda oficial sobre la necesidad de salvar de la extinción a la vicuña.

Pampas Galeras, se convirtió en la comunidad campesina más famosa y a partir de su experiencia se creyó que los Andes se repoblarían de nuestro preciado Vellocino de Oro. Una meta no desarrollada, un ideal.

Mi sueño era ir a Pampa Galeras, si eres peruano tienes que conocer a la vicuña, no me resultaba suficiente dibujarla en el Escudo Nacional.

En mi imaginación, la idealizaba, como si estuviera participando en una película del medio Oeste norteamericano y vas a ver a los caballos salvajes donde viven, desde el amanecer hasta el anochecer.

En 1971, le contaba como un cuento a un extraordinario amigo, propietario minero, quien me ayudó muchísimo en esta vida, sobre mi sueño de conocer en su habitat a la vicuña.

De inmediato llamó por teléfono al gerente de una de sus minas, ubicada curiosamente en Andahuaylas, Apurímac, que después iría con cierta frecuencia. Así me prestó una de las camionetas de la mina y el chofer, escogido era natural de Puquio, Lucanas, Ayacucho. Entonces el viaje resultó fabuloso, porque fui presentado a quienes me enseñaron todos los secretos de la vida de la vicuña.

La gente de Pampa Galeras quedó para siempre en mi corazón, yo tenía dieciocho años de edad, acababa de ingresar a la universidad, estaba rapado a coco, me trataron siempre como si fuera hijo de ellos.

En los años siguientes cada vez que pude fui a Puquio, al principio fue siempre en la camioneta de la mina, después subí desde San Jerónimo de Andahuaylas, también en camioneta de la mina, y ya después vía Paracas.

En alguna oportunidad acompañé a Pedro Sánchez para que hiciera fotos. También fue Amador García, quien había nacido en Lucanas. Yo no sé qué ha pasado con el archivo fotográfico de Pedro, le tomó fotos preciosas a la vicuña.

Perdí contacto con mis amigos de Pampa Galeras, hasta que en 1986 dos de ellos me buscaron en el diario Hoy, donde trabajaba. Venían a invitarme a una reunión sobre la vicuña que estaba por realizarse en Puquio, Ayacucho.

Yo no comprendía cómo ellos se habían enterado que estaba ejerciendo el oficio de periodista, yo les decía que a mí nadie me conoce y ellos replicaban que no era cierto lo que decía, por lo menos ellos me conocían.

El periódico Hoy decidió mandar a otro periodista a Puquio, dejándome el sabor amargo de no haber podido ayudar a mis amigos. Parecía un pretexto para no comprometerme.

La reunión en Lucanas no tuvo la difusión esperada. Volvió a convocarse pero en Lima. Yo había renunciado a Hoy y me encontraba colaborando en la Revista Visión Peruana, que no le interesaba el tema.

Ante mis amigos solo tenia pretextos para no escribir nada.

En realidad se sabía en Lima que había existido una matanza de vicuñas, pero no era claro, no se comprendía, existían varias versiones.

Mis amigos me hicieron participar en este cónclave, en la condición de observador. La realidad presentada era una, la comprendí, la escribí.

Mi amigo Enrique Paredes Paz, quien editaba en ese momento Visión, la publicó.

La vicuña en el siglo XX fue llevada casi a la extinción, se salvó en Pampas Galera, gracias exclusivamente a su extraordinaria gente.

Este artículo fue publicado en 1986, hace exactamente 25 años, y su único objetivo fue explicar lo pasaba en esa época, y lo rescato del pasado porque los peruanos persistimos en no saber nada de la vicuña. Su problemática, seguramente ahora es diferente ¿Acaso tú la sabes?



LA VICUÑA O EL VELLOCINO DE ORO
Revista Visión Peruana
8 de junio de 1986

La vicuña y los comuneros de las punas están en la mira de los grupos de poder y las transnacionales que comercian la fibra del auquénido, (como siempre se le ha llamado, o camélido sudamericano, su denominación intelectual de las últimas décadas), auquénido, que está cotizada en el mercado internacional a más de 300 dólares el kilo.

Armas de grueso calibre fueron apuntadas sobre los comuneros indígenas del Perú y sus organizaciones, en el momento mismo en que empezaron a organizarse para levantar las barreras que les impiden comerciar por su cuenta la fibra de vicuña y usar el recurso como medio de salir de la miseria en que viven.

A pesar de las leyes de protección y de los convenios internacionales, un manto de ilegalidad envuelve a la vicuña peruana. Baste una muestra: el Estado solo reclama el pago de 5 intis como compensación por cada vicuña cazada furtivamente.

La depredación de esta riqueza natural de país tercermundista persiste, mientras millones de hombres y mujeres de las punas convidados de piedra ante un riquísimo festín, alrededor del cual se usan todos los métodos para evitar que “los indios peruanos” participen en él.


La baraja de nombres de los potentados que a nivel mundial manejan los hilos de este negocio, incluye el del esposo de Margaret Tatcher, primera ministra de Inglaterra, ligado a un consorcio de textilerías inglesas con ramificaciones en Italia y Panamá.

Son “rumores”, expresa el diputado Jorge Tincopa Calle, para agregar de inmediato que Mr. Thatcher, como se conoce al marido de la lideresa conservadora, posee fuertes intereses en el campo textil británico que a su vez procesa fibra de vicuña.

Tincopa, experto en materia de vicuña, dice que no se puede probar estos intereses de la familia textilería sobre la vicuña, sobre todo cuando hay empresas textileras británicas que refieren documentalmente que antes de la prohibición ya tenían en su poder un stock de la fibra más fina del mundo.

“Los campesinos a pesar de una campaña cerrada en su contra, están dispuestos a organizarse para comerciar la fibra, siguiendo los acuerdos del foro que se realizó a principios del mes de mayo en Puquio, pero antes se tendrá que superar una serie de problemas”.

Los problemas que señala Tincopa son innumerables y partendesde el momento en que se impidió hace unos 22 años que la vicuña se extinguiera en los Andes peruanos, como ya había ocurrido con la chinchilla.



LEY CONTRA INDÍGENAS
Las leyes proteccionistas prácticamente estuvieron dirigidas para que sólo fueran cumplidas por los campesinos peruanos. Cedieron sus tierras para que la vicuña viviera en paz y sin problemas, compartieron sus pastos y no han dejado de cuidarlas.


EL VELLOCINO DE ORO
Un conocido comerciante de fibra de alpaca relató que en uno de sus viajes a Europa, le preguntaron de frente: “Cuándo nos traes el vellocino de oro?, este vellocino no es otro que la fibra de vicuña.

Al respecto Tincopa se pregunta, “Qué novedad es, que un cazador nos apunte?”, para decir a renglón seguido a modo de respuesta, que es tal la cantidad de intereses creados alrededor de la vicuña que todo está listo para que las transnacionales se apoderen del comercio legal de la fibra preciosa que genera.

La vicuña vive en las comunidades campesinas más pobres del país en donde la gente carece de mayores recursos económicos, incluso conseguir comida se convierte en un serio problema, que empuja a muchos a emigrar a otras zonas.

Tincopa refiere que los comuneros debido a la prohibición han dejado de cazar vicuñas y no la utilizan como alimento, y es más, deben protegerla de los cazadores furtivos, ocasionándose por este motivo serios enfrentamientos, en los que se ha dado casos de campesinos muertos.

Pero también se da la otra cara de la medalla, los cazadores furtivos cazan al auquénido, le quitan la piel y dejan al animal muerto, que luego los comuneros recogen para utilizar su carne como alimento.
Tal vez ésta sea la razón por la que los cazadores se pasean por la puna sin mayores contratiempos y es posible incluso que obtengan el permiso de la comunidad para que cacen a cambio de la comida.



“LA NECESITAMOS”
Néstor Licia Cuba, comunero que participó en el cónclave de la vicuña en Puquio, refiere que las comunidades necesitan en este momento que se tomen cartas en el asunto, al más alto nivel, porque la vicuña puede significar una gran fuente de recursos para el campesinado andino.

“Con leyes justas que no signifiquen un engaño, las comunidades, si reciben un precio justo por la fibra, pueden dedicar sus esfuerzos a que los animales se reproduzcan sin ningún contratiempo e impedir el accionar de los cazadores furtivos”.

En este caso, Tincopa puntualiza que existe un precedente con los alpaqueros, que comercializan la fibra de alpaca en 3 dólares 46 centavos; la misma que se exporta a un precio entre 14 y 20 dólares, pero que en Europa se multiplica hasta superar los cien dólares por kilo.

Es decir, son las transnacionales las que resultan beneficiadas, en contra de los intereses de los alpaqueros. Y los expertos en la materia concluyen que si las comunidades se organizan lograrán desde un principio controlar la influencia comercial de los monopolios internacionales, sobre la fibra de vicuña. Una situación que tan solo favorece a las comunidades del Perú.

En el foro de Puquio, dedicado a la vicuña se vio la posibilidad de armar todo un proyecto de comercialización de la fibra de vicuña, el mismo que concretado, puede ser financiado por un organismo internacional sin que irrogué gastos mayores al Estado. Esperemos que se concrete ahora.



LA DISCORDIA
Los asistentes al certamen no plantearon en ningún momento la exterminación de la vicuña, sino su uso racional en beneficio de los pobres del país, como una forma para encontrar vías de ayuda al atraso socioeconómico del campesinado.

Y éste es el punto de discordia entre, los comuneros y un grupo de conservacionistas liderados por Felipe Benavides, según sostiene Tincopa, que incluso llegó a impedir que una serie de técnicos y especialistas en la materia acudieran al foro.

Al respecto, Tincopa precisa que las conexión de la vicuña” “comienza con el contrabando de armas, que son entregadas a personas de extracción campesina, quienes se desplazan por todos los departamentos del llamado trapecio andino bien provistos de sus fusiles con sus respectivas municiones, que evidentemente no están registradas.

Luego ya con su botín, retornan a Puno en donde venden, según las respectivas instructivas de los cazadores furtivos capturados, a pequeños comerciantes de Juliaca, Puno y Moho. No se ha precisado si estos mismos son los que los proveen de armas.

Existen denuncias de que las armas serian entregadas por representantes directos de las transnacionales, pero al respecto no se sabe nada, porque a pesar de que en el Juzgado de Ayacucho está presentada la demandad con los nombres y las direcciones de nueve compradores de Juliaca y dos de Moho, comerciantes que continúan en sus negocios.

En una sola temporada, sin ningún escrúpulo, ni criterio técnico, la banda de un tal Condori Apaza mató mil vicuñas y lo que es peor los comuneros no recibieron nada, ni siquiera la carne, significando un sacrificio inútil del campesinado en este caso. La policía ha calculado que en cuatro años de actividades delictivas esta banda ha matado por lo menos unas diez mil vicuñas. No se sabe si se les ha hecho, pagar la multa de 5 intis por cada animal.

Bandas como ésta pululan en los Andes, principalmente en Lucanas, llevando en sus alforjas, centenares de balas calibre 22, cuando caen, en sus costalillos se encuentran decenas de kilos de fibra y una vicuña produce tan sólo 200 gramos de fibra.



DEBATE CONTINUA
Los años han ido pasando, el debate continúa sin mayores visos de solución, mientras el trabajo constante efectuado en Pampa Galeras, ha llevado a que en sus depósitos haya ya acumulado más de tres mil kilos de fibra de vicuña, a pesar que todos los expertos concluyen que el gobierno anterior no hizo nada por la vicuña y hasta le escatimó recursos.

Es factible qué la fibra almacenada se pudra, desaparezca, se queme, o le pase cualquiera cosa, si no se toman las medidas del caso. En opinión de los comerciantes especializados en fibras preciosas, el stock debe trabajarse lo antes posible y de la mejor manera para que no pierda su atractivo comercial.
Hace muchos años en La Paz, a uno de estos especialistas le fue ofrecido en dos mil dólares un poncho de vicuña, en perfecto estado y tejido a principios del presente siglo.

Sin embargo, de no tornarse las medidas del caso, ese stock de Pampa Galeras ya no podría ser negociado a un magnífico precio, porque no por ser vicuña y resistir el paso del tiempo, ante condiciones adversas va disminuyendo su calidad.

De todo esto los únicos beneficiados son los comerciantes ilegales de la fibra, que proveen de armas a los cazadores furtivos, les pagan sus gastos y luego les compran las pieles, que finalmente salen de contrabando del país, vía La Paz, Asunción, Londres.